Deficiencias e ineficiencias de Tesorerías (parte 1)

El modelo tributario chileno en cuanto a la gestión del cumplimiento, tiene un carácter preponderamente preventivo, lo que significa que se privilegia el rol del organismo de fiscalización y control del cumplimiento tributario, por sobre el organismo de recuperación y cobro.Considerando solamente los ingresos fiscales por impuestos, el modelo revela ser exitoso, pues como lo señala la Cuenta Pública de Tesorerías, en el año 2016, el 98% de la recaudación tributaria correspondió a pago espontáneo, mientras que sólo un 2% obedeció a la cobranza compulsiva de ese organismo.Es de todos conocido el respeto y hasta temor que infunde la presencia fiscalizadora del SII, al cual sucesivas leyes han reforzado en sus atribuciones legales, al mismo tiempo que se le ha dotado de recursos para implementar procesos tecnológicos que facilitan y mejoran su acceso a la información de los contribuyentes, haciéndole posible efectuar masivos controles y cruces de datos. No es casualidad que a pesar de ser el sistema chileno uno de autodeclaración impositiva, el Servicio pueda hacer una “propuesta” de declaración al contribuyente, lo que demuestra esta faz preventiva de que tratamos.Sin perjuicio de los buenos resultados del modelo descrito, no cabe perder de vista que el Sistema Tributario, para que sea verdaderamente eficiente, debe considerar en su real importancia el evento del incumplimiento tributario. Es usual escuchar en la cultura interna del SII que su labor es propiciar la “recaudación tributaria” (así lo ha manifestado por lo demás en días recientes su propio Director, el Sr. Barraza), en lo que parece ser una creencia generalizada de que liquidada y girada una diferencia impositiva o cursada una multa, ella automáticamente pasará a engrosar el erario nacional, probablemente teniendo en mente los altos porcentajes de cumplimiento espontáneo que mencionamos al principio. Lo cierto, es que como aprendí en Tesorerías, muchas liquidaciones y giros que enorgullecen al SII, especialmente por sus elevados montos, no tienen otro destino que colgar en una pared como si fueran un cuadro de honor, pues su recupero e integro en arcas fiscales es imposible, con lo que se frustra la cacareada recaudación tributaria.Esta realidad tiene una amplia gama de razones y explicaciones, una de las cuales pasa por las capacidades de Tesorería, verdadero órgano recaudador, para hacer efectivo el cumplimiento tributario.Hay, a mi juicio, un potencial problema de sostenibilidad futura de la eficiencia del sistema impositivo, si no se atienden con prontitud una serie de problemas y defectos que presenta el actuar del organismo encargado de la cobranza tributaria y fiscal.Para ilustrar un poco el punto acerca de los énfasis que las políticas públicas han dispensado a los órganos de la Administración Tributaria, interesa consignar un dato duro: la Ley de Presupuestos del año 2017, destinó al SII 1,7 veces más recursos que a Tesorerías para el gasto de bienes y servicios necesarios para ejecutar su función. Este dato nos puede dar una idea del tamaño relativo de ambos servicios con presencia nacional, siendo fácilmente aceptable que Impuestos Internos, al ser más grande, necesita un 70% más de útiles, insumos y servicios para efectuar su labor. Lo que llama la atención, sin embargo, es que el gasto en personal del SII supera en 4,4 veces el gasto presupuestado para Tesorerías por ese rubro, lo que no puede ser explicado solamente por la diferente escala remuneracional que los rige, ni parece tampoco serlo si se considera que el Servicio de Impuestos Internos cuenta sólo con 2,3 veces más funcionarios que Tesorerías (4.800 v/s 2.048 funcionarios), pues estas diferencias numéricas o de escala de sueldo, no parecen ser suficientes para justificar una brecha en gasto salarial tan abultada.Más allá de estas dudas, creemos demostrado el énfasis del Estado en el reforzamiento orgánico del ente preventivo tributario, en desmedro del efectivo recupero fiscal. En una próxima ocasión, nos preguntaremos acerca de si es suficiente esta estrategia para dotar a nuestro sistema de eficiencia recaudatoria y efectividad del cumplimiento impositivo.